Me encuentro conmigo mismo
después de miedos, verguenzas, cobardías,
de mugres pegadas en piel,
gusanos saliendo en boca,
luego descanso, solitario,
leyendo libros de poetas, escritores,
me empaparon la vida,
para motivar,
después vino la catástrofe,
pero estaba despierto,
pude conjurar la alevosía.
Puntas, puntadas, mi regreso,
al mundo docente,
me sirvió de catarsis,
de comienzo.
Así fuí nutriendome,
por bajo peso, piel colgante,
para mi,
en todos los aspectos.
Uno a uno, superando,
desde lo íntimo,
hasta enfrentar al mundo,
mas no solo.
Se unieron a mi:
Jesús fué el primero, luego amigos,
y así fuí aprendiendo
contando mi vida en poesía
para sanar mis miedos.
Hoy trabajo, escribo y hago cosas mejores,
soy, ciudadano.